Universal concreto

            Plagio el título del último libro del filósofo vasco Javier Gomá, para reflexionar sobre algunos hechos que hielan el corazón en unas fechas en que el amor, la solidaridad y la acogida caldean la atmósfera.

            Cuando el día se va abriendo paso, cada mañana, entre los últimos estertores de la noche, las calles de Granada acogen a los ciudadanos que caminan, semidormidos, a sus trabajos, con los auriculares puestos, recibiendo las informaciones de las cadenas de radio. El olor a café, mezclado con la decoración navideña que ya visten los escaparates, no amortigua la preocupación por la turbulenta coyuntura que vive España, secuestrada por las mafias pasado-recientes y actuales.

            Encontramos también a personas que han sacado a sus mascotas a realizar la primera evacuación del día. Las bajas temperaturas les han obligado a protegerlas con vestimenta de elevada protección térmica. La efectividad calorífica del tejido no es óbice para que luzcan los últimos modelos de los diseñadores de moda canina.

            En el pórtico de una iglesia, bajo varias mantas andrajosas y grasientas, se adivina el cuerpo encogido de un «sintecho». A pesar del frío, de allí emerge un aroma a sudor, a tabaco y alcohol, que obliga a acelerar el paso a viandantes y mascotas.

            Bajo el peso acogedor de las mantas y el efecto alucinador del alcohol, el mendigo ha tenido un dulce sueño. Se ha sentido «mascota». No era un caniche blanco, perfumado, con un armario de ropa para las diferentes estaciones, con manta eléctrica en la cesta, y con una dieta alimenticia exquisita. Porque él ama la libertad. Se ha visto encarnado en uno de los dos «pitbull» que han sido abandonados en un pueblo de la provincia. Su dueño, al que protegían, ha sido encarcelado por «tráfico». Respiran aire sano en el patio de la casa alquilada en la que ya viven solos. Les ampara la Ley de protección animal. El Ayuntamiento debe alimentarlos y cuidarlos. Si no quiere hacerlo,  tendrá que pagarles una residencia canina: catorce mil euros anuales «per cápita». Al despertar, le atrapó una pesadilla: la metamorfosis había terminado. Continuaba siendo un paria social. No se sentía protegido por los derechos constitucionales. Pediría asilo en la Ley de protección animal del 23.

            Vivimos alienados, desde Platón hasta hoy, por el universal: tanto en filosofía y lengua, como en política. Luchamos contra la pobreza, y olvidamos al pobre; proclamamos la justicia, y atropellamos los derechos de los marginados. Abren los informativos con noticias del clima, de la tregua en Gaza, de las últimas pateras llegadas a nuestras costas, de manifestaciones feministas…, y desplazan el asesinato de una mujer y de su hija al décimo lugar. Como escribe Gomá, «el pensamiento evapora la sustancia individual del ente que comparece ante su presencia y lo transfigura por medio de un proceso de abstracción en concepto genérico, impersonal y eterno». Aunque en Navidad toquemos con nuestras yemas a las personas concretas, desaliñadas, hambrientas, enfermas…, pronto volverán a ser un número en un banco de nuestras plazas, un nombre vacío, insustancial, un «flatus vocis», que decían los pensadores nominalistas.

Publicado en IDEAL de Granada el martes 12 de diciembre de 2023

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