El PFEA

 

El máster de Cristina Cifuentes  ha sido, paradójicamente, un auténtico filón en generación de ingresos y en el levantamiento del velo que cubre las miserias de nuestra enseñanza superior y de los currículos de nuestros políticos. Pero el de la “ejemplar” Presidenta, subida al carro regenerador de Ciudadanos, ha cubierto días y días de información, de interpretaciones, de augurios en todos los medios,  con el consiguiente reporte de ingresos para  los profesionales de la comunicación. Además, ha abierto la caja de pandora de la Universidad, de la que comienzan a salir algunos de sus males. Esperemos que se aplique a esta institución el escáner que visualice su auténtica realidad en la asignación de puestos de trabajo, productividad, calidad de la enseñanza, control del gasto…

Mientras, en Granada nos hemos visto sorprendidos por la información  de unos vídeos en los que un  centenar de trabajadores de la construcción dilapidaban el tiempo en sendas obras de la Zona Norte. Ha habido múltiples reacciones de indignación. Entre ellas, la de Jesús Lens, articulista de fina pluma, que “patea el mundo” e ilumina la “noche oscura del arte”, quien titulaba su artículo del martes “Infame trabajo”.

Corrían los años ochenta, y, cuando las mañanas de los lunes me dirigía al trabajo en la serranía onubense, en numerosas ocasiones divisaba una multitud de personas en la cuneta de la carretera, por  la estepa sevillana. Al principio pensaba que sería una marcha de jornaleros, capitaneada por los jóvenes Gordillo y Cañamero, hacia la ocupación de alguna finca.  Pero, conforme me iba acercando, mi ilusión se desvanecía: era un ejército del PER, en situación de descanso. En pie, apoyados en  la azada, y quietos para no herir al compañero en cualquier movimiento de la herramienta, ni ser atropellados por los vehículos circulantes.  En tiempos recientes fuimos testigos del “Plan E” de Zapatero: 8.000 millones de euros dilapidados para crear puestos de trabajo, durante tres meses, en reformas innecesarias de aceras o calles. Sólo se crearon ocho mil empleos directos, y los análisis de los resultados ofrecieron múltiples irregularidades.

Y cada año se inyecta en los pueblos de Andalucía una serie de millones para que los parados sumen las peonadas necesarias que les permitan cobrar las ayudas del paro. Las imágenes de los vídeos, recogidos por Ideal, se multiplican pueblo a pueblo. Con alcaldes del PSOE, del PP y de Izquierda Unida. Nadie pone solución. Nadie es capaz de sacar rendimiento al dinero que se invierte en lo público, distribuyendo eficazmente las tareas, exigiendo productividad y expedientando a quienes se niegan a producir,  contaminando a los demás. Por lo que el comentario del PP granadino, escribiendo que “es intolerable que un gobierno derroche recursos tan importantes”, me parece un sarcasmo, porque ellos ejecutan los proyectos en las localidades donde gobiernan, con iguales resultados

Este es un ejemplo, efectivamente, de lo que pasa en toda Andalucía, como se dice en uno de los vídeos. Pero no se le ha querido poner solución. No sé si por falta de inteligencia de nuestros políticos o por miedo a perder votos. O por ambas cosas.

Es una vergüenza que Andalucía tenga la mayor tasa de paro peninsular, tras Extremadura. Cuando posee  tejido productivo para acabar con el desempleo. Fundamentalmente en la agricultura, turismo e industria anexa. Pero se da la paradoja  de que, como el trabajo agrario está mal pagado, se prefiere el paro y que se contrate mano de obra extranjera. Con los medios informáticos actuales se puede y  se debe terminar con el fraude.

El máster de Cifuentes ha generado efectos regeneradores múltiples: políticos, académicos y administrativos. Los timos del Plan de Fomento de Empleo Agrario, seguro que no. Serán obra social, como los ERES.

(Publicado en IDEAL de Granada, el lunes 16 de Abril de 2018)

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