Regresión

        Freud nos habla de  «regresión» como un mecanismo de la psique, en virtud del cual se intenta buscar, en las dificultades de la vida, orientación y consuelo en la vuelta a formas de vida rebasada y superadas con la edad. La intensidad de la regresión viene motivada por dos factores ligados entre sí: la dificultad con la que el individuo se enfrenta a las circunstancias de una etapa vital por la que está pasando y el grado de fijación de patrones anteriores. Hemos visto cómo niños que hacía tiempo que controlaban la micción, vuelven a hacerse pis durante la noche; o que, tras algún tiempo en el cole, somatizan la inadaptación al nuevo marco, y se despiertan con fiebre.

        Podríamos aplicar el mecanismo de la regresión a los comportamientos políticos o sociales. En situaciones históricamente complejas aparecen reforzados los sentimientos conservadores. Las personas con dificultad para asumir los retos que los cambios estructurales, sociales y culturales exigen, tienden a refugiarse en el pasado. En España será la añoranza del franquismo o de una derecha dura, y en Rusia se reivindicará el comunismo estalinista. El vocablo «conservador» debe ser visto aquí a la luz de la pragmática. En cualquier régimen político esta actitud  se abraza al pasado como contrapeso del avance.

        Estamos también viendo a diario una «regresión» que entra dentro de lo paradójico o neurótico, según la terminología de Otto Rank. Nos referimos a las personas que se rebelan contra la sociedad, que no aceptan la voluntad colectiva, pero que viven de ella. Que participan del Gobierno, y están en contra del mismo. Personas que claman por la estatalización de la economía, de la industria y de los medios de comunicación, cuando la historia nos muestra el fracaso absoluto de la centralización. Las empresas públicas generalmente tienen pérdidas. Basta ver cómo los ayuntamientos, en su mayoría, tuvieron que ceder la gestión del agua a empresas privadas, para hacer factible su viabilidad. Y los mercados de alimentación que han sido controlados por el Estado en Cuba,  Ecuador o Venezuela han fracasado. Igual que  es discutible y negativo poner tope a los alquileres de vivienda, como ha pasado en Inglaterra, y como defienden muchos economistas.

        Si expropiaran a las grandes cadenas de distribución alimentaria y las convirtieran en un «economato general», como ya existió en el franquismo para la Guardia Civil, Renfe o el Ejército, ¿cuánto tardaría en quebrar? Hay que sumergirse en la Historia y aprender a equilibrar nuestra mente,  para  no caer en regresiones patológicas. Sobre todo, cuando tienen incidencia en la sociedad.

Publicado en IDEAL de Granada el viernes 19 de mayo de 2023

Comentarios de Facebook:

Deja una respuesta